MÓDULO 3: Mutilación genital femenina.

¿De qué hablamos?
Yo, ¿qué pienso
sobre esto?
Ver para creer
Y ahora ¿qué hacemos?

Para saber aún más

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS)

«la mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos».

Tipología detallada e identificada en cuatro tipos principales:

Tipos I-II-III varían en función de cuánto tejido es extirpado.

Tipo IV varía en función de los procedimientos (punción, perforación, etc.).

Datos de UNICEF:

Más de 200 millones de niñas y mujeres vivas hoy en día, han sufrido algún tipo de mutilación/ablación. 30 millones de niñas corren el riesgo de ser víctimas de la mutilación/ablación en la próxima década.

La MGF pruduce consecuencias para la salud física y psicológica a corto, medio y largo plazo. Según el tipo y condiciones en la que se realice, pueden ir desde infecciones recurrentes hasta la muerte.

La MGF

Razones por las que se practica:

Es necesario comprender que la MGF se practica entendiendo que se hace un bien a las niñas, en tanto en cuanto, es un requisito fundamental para que sean aceptadas por la comunidad, siendo consideradas así mujeres limpias, puras, decentes y aptas para el matrimonio, siendo el matrimonio la institución sociocultural que permite la integración social y única vía de sustento y desarrollo económico de las mujeres. Otros factores que favorecen la perpetuación de la práctica serían, por un lado, la carencia de una educación afectivo sexual y una cultura de la sexualidad coito central y centrada en el placer del hombre y, por otro lado, el desconocimiento de la relación existente entre la MGF y muchas de sus consecuencias para la salud a medio y largo plazo a nivel físico, psicológico y sexual.

La MGF ha sido practicada tradicionalmente por las propias mujeres, y se consideraba una “cuestión de mujeres”, permitida y consentida por ellas, y por la familia, lo que ha contribuido durante mucho tiempo a que este tipo de violencia estuviera invisibilizada. Lo que implica este hecho es que las mujeres estamos inmersas en sociedades en las que se nos obliga a cumplir unos cánones y requisitos sin los cuales no podremos avanzar en la sociedad y que suponen nuestra subordinación a unas normas violentas que se perpetúan.

El enfoque de género, en definitiva, muestra que las prácticas, roles y estereotipos asignados a cada uno de los sexos son un producto social y cultural que asegura la dominación de un sexo sobre otro, de los hombres sobre las mujeres. La dominación se asegura mediante la práctica de diversos tipos de violencias, en algunos casos, “fundamentadas” en la tradición, la religión o la cultura.

Desde la perspectiva de género Observamos otros factores que influyen en la MGF y justifican su continuidad: el menor acceso de las niñas a la escolarización, el rol doméstico y dependiente asignado a la mujer o la poligamia, entre otros.

Trabajar para desmontar estas creencias.

A través del empoderamiento de las familias de países de riesgo. El acceso a la información y la manera de hacerles llegar el mensaje es clave para que el proceso preventivo tenga éxito.

Práctica que identifica la mutilación del cuerpo y la mutilación de los derechos de las mujeres y las niñas, y, con ello, su subordinación a los hombres, al igual que otras formas de violencia contra las mujeres. Buscan perpetuar la desigualdad y mantener el orden patriarcal establecido, en el que prima lo masculino, con valores positivos, sobre lo femenino, considerado inferior y subordinado. Se busca tener controlado el cuerpo y la sexualidad de las mujeres, para así asegurar su virginidad y su fidelidad, ligadas al honor familiar, y, por ende, al de toda la comunidad.

Sin embargo, la realidad demuestra que es una forma de violencia contra las mujeres que no se puede justificar de ningún modo.

Médicos del Mundo se plantea de manera prioritaria el abordaje de la problemática de la MGF para evitar sus implicaciones físicas, psíquicas, sociales y legales mediante la prevención y la sensibilización. El objetivo que se persigue es reducir la práctica de la Mutilación Genital Femenina y mejorar las condiciones sanitarias y la integración social entre la población inmigrante que reside en España procedente de países donde es habitual esta práctica e informar a la población general de la práctica de la MGF como una forma de violencia de género que atenta contra los derechos humanos, sexuales y reproductivos de las mujeres y niñas.

A nivel jurídico, encontramos legislación a nivel internacional, nacional y autonómico sobre esta práctica:

Mutilación femenina

A nivel europeo está penado en diferentes países y el Parlamento europeo tiene varias resoluciones que condenan esta práctica. El Ordenamiento Jurídico español hace referencia a la Mutilación Genital Femenina, tanto en el ámbito estatal como en el autonómico, y se han desarrollado diferentes protocolos de prevención e intervención ante situaciones de riesgo a ambos niveles.

Aunque en España y en la mayoría de los países de riesgo ya se han aprobado leyes contra la mutilación, y eso ya es un logro, para cambiar las costumbres que no son sanas tenemos que seguir sensibilizando a toda la población sobre los efectos nocivos que esta práctica tiene para la salud de las mujeres, así como para su sexualidad. Sólo así conseguiremos cambiar aquellas costumbres (incluidas las propias) que no son saludables ni igualitarias.

La Ley de Garantía integral de la libertad sexual aprobada en septiembre de 2022, reconoce como violencia sexual la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado y la trata con fines de explotación sexual, que son formas de violencia de género menos conocidas o más invisibilizadas.

En Aragón existe desde el año 2012 un protocolo para la prevención e intervención ante situaciones de riesgo o de práctica de MGF que marca los pasos a seguir para que profesionales de diferentes ámbitos actúen ante el riesgo de que haya familias que quieran realizar esta práctica en los viajes a los países de origen. Las medidas que se establecen son tanto preventivas, como de actuación ante situaciones de riesgo e información importante para que sea conocida (como las repercusiones legales posibles si se realizara la mutilación).

Aragón cuenta desde febrero de 2021, dentro del Sistema Aragonés de Salud, con una Unidad Especializada de Atención Integral para mujeres supervivientes de MGF, esta unidad es atendida por profesionales especializados de Ginecología, Psicología y Sexología y también incluye la operación de reconstrucción de clítoris. Más info: Aragón cuenta con una Unidad de referencia para la atención integral de mujeres que han sufrido mutilación genital (europapress.es)

La lucha de las mujeres que sufren la mutilación es, en el fondo, la misma que la de todas las niñas y mujeres: por poder vivir nuestra sexualidad libremente, sin ser juzgadas ni rechazadas por ello; por poder elegir cómo, cuándo, con quién mantener relaciones afectivo-sexuales o no, tener hijos/as o no…

¿Conoces alguna mutilación genital femenina que se practique tu país?

En nuestra sociedad también tenemos que prestar atención a ciertas prácticas que se realizan de forma normalizada y también pueden producir daño, como puede ser el piercing en los genitales externos o la cirugía estética genital.

En países occidentales, se realizan cada vez más operaciones de estética genital.
¿por qué crees que se hace? ¿ves alguna relación cultural, social con esta práctica?

Según Carmen Salmerón, entre los tipos de cirugía plástica genital más demandados se encuentran:

Labioplastia

Vaginoplastia

Clitoriplastia

Liposucción en el monte de Venus

Microinjerto de vello en el pubis

Lifting púbico

Reconstrucción del himen

Es interesante reflexionar sobre el origen de estas modas, basada en la presión que sufren las mujeres para cumplir con ciertos estándares de belleza, incluida de la zona genital.

Para alcanzar el grado de deseabilidad se requiere cumplir con unos determinados estereotipos estéticos. La cirugía estética genital femenina es una práctica en expansión en las sociedades occidentales cuyas consecuencias negativas para la salud de las mujeres están invisibilizadas y minusvaloradas.
Prácticas de cirugía estética como la labioplastia, entrarían dentro de la definición de MGF de la OMS y, sin embargo, no lo analizamos de la misma manera, pasando por alto que el número de jóvenes que se someten a esta práctica es cada vez mayor.

Estas prácticas se sostienen gracias a un complejo conjunto de normas y valores sociales y culturales.

La Revista Mujer y Salud (nº 31), recoge el artículo “Cirugía cosmética genital femenina. ¿Por qué nos oponemos?”, de la promoción y normalización de la cirugía estética genital tiene amplias implicaciones socioculturales. Se comercia con los estrechos ideales de lo estético y sexual y promueven una visión muy distorsionada de la “normalidad” genital, que puede incitar a las mujeres a pensar que los labios genitales diferentes a los que se exhiben como “normales” necesitan “embellecimiento, rejuvenecimiento o mejora”.

Aunque la definición de MGF de la OMS, expuesta anteriormente, no se refiere explícitamente a las intervenciones quirúrgicas electivas realizadas en “occidente”, en ambos casos existe excisión total o parcial de la vulva o del clítoris; y ambos pretenden “tensar” o “estrechar” la vagina.

La MGF es practicada en muchas ocasiones sin consentimiento. Cuando se trata de niñas este consentimiento nunca puede darse por válido. Cuando se tratan de jóvenes o mujeres mayores de edad su consentimiento suele estar condicionado por la presión familiar y comunitaria. En occidente, la cirugía plástica estética vaginal se practica generalmente por elección propia, pero de igual manera que la MGF en países africanos o asiáticos, el consentimiento está condicionado claramente por factores socioculturales. La cultura patriarcal tradicionalmente ha cosificado sexualmente a las mujeres y ha realzado su valor en función del grado de deseabilidad alcanzado.

Isabel Ortega, antropóloga feminista, incide en la importancia que tienen los cuerpos y sus modificaciones para que a través de ellos se reflejen los ideales de cada cultura, poniendo acento en especial en las modificaciones que ha sufrido el cuerpo femenino a lo largo de la historia como marcador étnico, de género o estatus. En este sentido, subraya la moda de las prácticas estéticas dañinas para el cuerpo de la mujer ya que se globaliza la idea de belleza.

Como señala Betty Dodson, educadora sexual, (www.dodsonandross.com), debemos de legitimizar los cuerpos de las mujeres mostrando que los genitales de las mujeres de verdad tienen formas diversas, que el odio hacia una misma tiene causa social y que es importante que las mujeres aprendan a aceptar y apreciar la forma que tienen sus genitales

Todas somos diferentes.
Fotografía: Suzanna Scott Instagram @suzanna_scot

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